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Durante la Segunda Guerra Mundial el ejército soviético estaba siendo castigado por los temibles tanques alemanes y no veía forma posible de anular tan terrible arma. Pero la solución llegó en forma de can.  Se ideó atar bombas ataba bombas a los perros y enviarles contra los carros blindados.  


El origen de tan macabra idea está en el científico Pavlov, el creador de la psicología conductivísta (o conductismo),  cuyos experimentos se basan en el intento de modificar la conducta animal mediante estímulos que crean determinadas respuestas. De hecho a esta brigada de perros explosivos se les conoce históricamente como “los perros de Pavlov”.




Para adiestrar a los perros se les daba de comer bajo un tanque durante semanas para que asociaran la aparición de dicho elemento al hecho de que pudieran comer. Días antes de soltarlos en la batalla se les privaba de alimento y se les soltaba en el frente para que fueran directos hacia los tanques enemigos.




Los perros llevaban puesto un chaleco con explosivos y  en cuanto pasaban bajo el tanque enemigo, donde el blindaje es más débil,  un detonador consistente en una palanca, se doblaba haciendo estallar la carga, que si bien en la mayoría de los casos no mataba a los tripulantes, al menos anulaba el avance del tanque y su mortífero ataque.


Esta improvisada arma comenzó a suponer un problema para el avance alemán, hasta tal punto que el ejército alemán tenía orden de disparar a cualquier perro que se cruzara en el frente, pero el tamaño y la rapidez con que se movían hacía difícil acertar, así que se optó por el uso del lanzallamas montado sobre los tanques para acabar con esta amenaza canina.


El ejército soviético afirma haber destruido al menos 300 tanques de esta manera, pero también hay casos en que los propios animales daban la vuelta causando el caos en el propio ejército que los lanzaba. Uno de estos efectos rebote sucedió a finales de 1942, cuando alguno de los  animales se dio la vuelta asustado y creó el caos en las filas soviéticas haciendo que una división entera se retirase.

Este uso bélico de los perros, junto con el hecho de que la hambruna hizo que los perros sirvieron de alimento, hizo que casi desaparecieran en la zona. Se tiene constancia de que algún ejército siguió con este entrenamiento de perros- bomba hasta 1996.


Mañana, 28 de mayo se inaugura un monumento a estos perros en  Volgogrado (antigua Stalingrado) , ya que en la batalla de Stalingrado los perros-bomba  fueron utilizados por primera vez en agosto de 1942.



Alexander Saraev, que sirvió en aquel conflicto recuerda el uso de perros como algo cruel, pero necesario según él, (solo en Stalingrado estos perros destruyeron 32 tanques). La estatua en bronce representa un mastín, pero entre estos soldados de 4 patas había canes de todas razas.



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